Una de las preguntas que me hacen con más frecuencia es si volveré algún día a comer carne.
Y mi respuesta es siempre la misma: nunca más.
Cuando yo tomé la desición de sacar la carne de mi dieta, estas fueron mis razones:
*Por el respeto a la vida. En estos tiempos de tanta modernidad y comodidad, nos resulta sumamente práctico y sencillo abrir nuestro refrigerador y tomar algo que haya de comer ahí, o ir a un restaurante a que nos sirvan nuestro platillo favorito o ir al supermercado para abastecernos de comida. Debido a esto, olvidamos el origen de la comida que llevamos a nuestras bocas. No reparamos en pensar si los tomates que comemos vienen de un cultivo orgánico o uno lleno de pesticidas y químicos que podrían dañar nuestra salud. Lo mismo sucede con la carne. Nos es tan fácil ordenar en un restaurante un corte de carne o simplemente ir a la zona de carnes en el supermercado y tomar un empaque de alitas de pollo y no nos detenemos a pensar en que condiciones vivieron estos animalitos y peor, en que condiciones murieron. Después de mucho investigar y encontrar las condiciones tan precarias en las que viven estos animalitos y la crueldad con la que son masacrados, decidí que no puedo alimentar mi cuerpo con un producto tan contaminado por el dolor y el sufrimiento.
*Por salud. Sabes de qué se alimentan los animales de ganado? Yo tampoco lo sabía.
Usemos a las vacas como ejemplo. Las vacas estan diseñadas para pastar, es decir que su sistema digestivo esta programado para alimentarse de plantas. Desgraciadamente, desde el punto de vista de los empresarios de la industria de la carne, el permitir que las vacas pasten no es productivo, por lo que llegaron a la idea de colocar a las vacas en lugares reducidos, poco salubres y alimentarlas entre otras cosas, de maíz transgénico, el que a su vez es manipulado para producirlo en mayores cantidades, llenos de hormonas y pesticidas. Al no estar las vacas diseñadas para dicho alimento, este no es digerido del todo, por lo que a las vacas les ponen fístulas (hoyos en el estómago) para retirar directamente de su estómago, el alimento que no pudo ser digerido por el animal. Aún no es suficiente? Pues imagínate que para que estos animalitos crezcan y engorden en menor tiempo, les inyectan hormonas y antibióticos para evitar que se enfermen por toda la suciedad en la que viven. Así que cada vez que das un vocado a una hamburguesa, en realidad estas comiento un cocktail de químicos y hormonas que no pediste en tu orden. Y estas sólo fueron las vacas...
Seguramente habrán mil razones por las cuales no hay que comer carne, pero creo que estas son las principales. Además, hay que recordar que somos capaces de sentir compasión por los demás habitantes del planeta. Debemos siempre buscar ser mejores seres humanos, porque somos nosotros los que tenemos la capacidad de proteger o destruir. Elijamos amar a los animales, cuidarlos, respetarlos y protegerlos. Ese es el verdadero equilibrio de la naturaleza.
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